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Son las vitaminas que se disuelven en disolventes orgánicos, grasas y aceites. Se almacenan en el hígado y tejidos adiposos, por lo que es posible, tras un aprovisionamiento suficiente, subsistir un tiempo sin su porte. Pero además cabe destacar que si se consumen en exceso pueden resultar toxicas.
VITAMINA A (RETINOL) La vitamina A sólo está presente como tal en los alimentos de origen animal, aunque en los vegetales se encuentran como provitamina A, en forma de carotenos. Los diferentes carotenos se transforman en vitamina A en el cuerpo humano. Se almacenan en el hígado en grandes cantidades y también en el tejido graso de la piel (palmas de las manos y pies principalmente), por lo que podemos subsistir largos periodos sin su aporte. Se destruye muy fácilmente con la luz, con la temperatura elevada y con los utensilios de cocina de hierro y de cobre. La función principal de la vitamina A es la protección de la piel y su intervención en el proceso de visión de la retina. También participa en la elaboración de enzimas en el hígado y de hormonas sexuales y suprarrenales. El déficit de vitamina A produce ceguera nocturna, sequedad en los ojos y en la piel y afecciones diversas de la mucosa. En cambio, el exceso de esta vitamina produce trastorno, como alteraciones óseas, e incluso inflamaciones y hemorragia en diversos tejidos.
VITAMINA D (CALCIFEROL) La vitamina D es fundamental para la absorción del calcio y del fósforo. Se forma en la piel con la acción de los rayos ultravioleta en cantidad suficiente para cubrir las necesidades diarias. Si tomamos el sol de vez en cuando, no tendremos necesidad de buscarla en la dieta. En lugares con pocos rayos solares o niños con muy poca exposición al sol, el déficit de esta vitamina puede llegar a producir descalcificación de los huesos (osteoporosis), e incluso raquitismo.
VITAMINA E Se ha observado que el papel de la vitamina E en el humano es indispensable en la reproducción de algunos animales y previene el aborto espontáneo. Gracias a su capacidad para captar oxígeno, actúa como antioxidante en las células frente a los radicales libres presentes en nuestro organismo. Al impedir la oxidación de las membranas celulares, permite una buena nutrición y regeneración de los tejidos. El déficit de esta vitamina puede producir anemia, destrucción de los glóbulos rojos de la sangre, degeneración muscular. Un exceso de vitamina puede ocasionar trastornos metabólicos, por lo que debemos limitarnos a consumirla en los alimentos de la dieta. Se debe tener en cuenta que con la cocción de los alimentos se destruye gran cantidad de esta vitamina. No se debe tomar a la vez que los suplementos de hierro, puesto que ambos interactúan y se destruyen.
VITAMINA K Se la llama antihemorrágica porque es fundamental en los procesos de coagulación de la sangre. Se encuentra en las hojas de los vegetales verdes y en el hígado de bacalao, pero normalmente se sintetiza en las bacterias de la flora intestinal. Es muy difícil que se produzca carencias en los adultos, pero puede darse el caso si nos sometemos a un tratamiento con antibióticos durante un periodo prolongado. En caso de déficit de vitamina K pueden producirse hemorragias nasales, en el aparato digestivo o el genitourinario. Las necesidades del adulto medio son de unos 80 ug al día para los varones, y unos 65 ug para las mujeres (RDA USA). |